El problema del Yo Queer en la teoría queer

El problema del Yo Queer en la teoría queer

Resumen

El presente artículo examina el desarrollo y estancamiento de la teoría queer, destacando así el protagonismo de un yo Queer que se ha conformado desde los espacios de lucha desde la década de los 80 hasta la actualidad. Este énfasis ha limitado la capacidad de evolución y de contemplar las problemáticas actuales, por lo que se propone virar hacia un paradigma más plural que amplíe sus perspectivas analíticas dialogando con otras disciplinas como los feminismos y otros movimientos sociales.

Palabras clave: teoría queer, queer, epistemología, movimiento LGBTQ+.

Introducción

La teoría queer se encuentra estancada en un debate sin fin desde sus orígenes en la década de los 90, arrastrando los mismos cuestionamientos: ¿Qué es lo queer?, ¿qué es la anormalidad?, ¿estoy dentro o fuera de los mecanismos y dispositivos de sexualidad normativa?

La importancia de pensar epistémicamente el yo Queer que se ha construido casi por suerte a lo largo de las últimas décadas es fundamental para desarrollar nuevas teorías dentro del paradigma y formas de comprender la teoría queer.

El presente trabajo trata de entender la importancia del yo Queer en los orígenes de la teoría queer y cómo esta se ha ido estancando lentamente con los años. Analizar la función de la teoría queer tanto en el ámbito académico como en las calles será fundamental para comprender la función y la importancia del yo Queer.

El comienzo y la necesidad de comprenderse desde el yo Queer

En a década de los 70, la lucha por los derechos LGBTQ+ tuvo un auge debido a los acontecimientos ocurridos en Stonewall Inn el día 28 de junio de 1969, lo que marcó un cambio en cómo se entendía la lucha por los derechos de la liberación homosexual hasta ese momento, dando pie a un sinfín de luchas posteriores que hasta el día de hoy nos acompañan como colectivo.

Aunque el movimiento homosexual tuvo sus inicios mucho antes de los hechos ocurridos en Stonewall, este es suceso que en marca un cambio paradigmático en cómo son comprendidas las violencias sistémicas que vivían y viven las personas sexo-disidentes. La subsecuente proliferación de diversos colectivos dispersados por las principales ciudades de Estados Unidos marca un antes y un después en la producción de conocimiento de los mismos.

Se conformaron cuatro puntos estratégicos de lucha, los cuales, según Vázquez Parra (2021) se dividen entre: la exposición de discriminación, la visibilización de la población homosexual y la exigencia de un goce igualitario de derechos, la generación de un referente para la organización de la lucha en otras regiones del mundo, y el desarrollo de una identidad cultural de la población homosexual (p.10). Hay que hacer la aclaración de que, para este primer momento, el movimiento se dividía entre el movimiento de liberación homosexual y el movimiento lésbico, y no como lo conocemos a día de hoy (LGBTQ+).

El desarrollo de una identidad cultural se estableció como uno de los puntos más importantes para el movimiento; tuvo como principal objetivo construir y establecer una unidad frente a la diversidad de problemáticas que se presentaron dentro del movimiento. La pandemia del VIH y SIDA en los años 80 proliferó la intervención cultural, creando manifiestos, carteles, panfletos, etc. que buscaban mitigar la desinformación que existía en esos años, para combatir así la creciente serofobia que acompañaba a esta pandemia, articulando así una identidad más plural dentro del movimiento desde una intervención cultural.

Esto influyó en la creación de los primeros manifiestos de auto critica dentro de los colectivos: “la sangre con sida ha adquirido una dimensión simbólica muy particular, resulta imprescindible repensar las bases de nuestra retórica […] analizar los fundamentos de nuestras creencias. La autocrítica es importante” (Llamas, 1995, p. 74). Este cambio de mentalidad dentro del movimiento llevará posteriormente a la publicación de varios manifiestos que conformaban una mirada disidente, una mirada queer.

La presencia de manifiestos que buscaban criticar al sistema heterocentrista se volvió muy populare dentro del movimiento homosexual a mediados de la década de los 80. Manifiestos como “I hate straights” publicado en el periódico Queers read this en la marcha de 1980, representan los primeros pasos de lo que posteriormente conoceríamos como teoría queer en Estados Unidos.

Aunado a la creación de manifiestos dentro del movimiento, se presentaron tres elementos fundamentales para comprender la conformación del estudio de lo queer. El primero de ellos fue la ruptura epistémica dentro de los movimientos feministas, presentando nuevas voces dentro del movimiento. La integración de nuevas perspectivas dentro de las teorías feministas fue uno de los principales factores para la construcción de la teoría queer.

Relacionado a esta ruptura dentro de los feminismos, se pudo presenciar la inminente caída de las políticas de liberación homosexual. Dichas políticas nacen a partir de establecer una “especie de exclusión de «los anormales» a partir de este nuevo orden homosexual de gays varones, blancos, respetables, fielmente emparejados, de clase media, fascinados por la moda y ansiosos por entrar en el paraíso de la institución heterosexual por antonomasia: el matrimonio” (Sáez, 2005, p. 72). Las políticas redistribuyen las violencias estructurales no sólo para las personas heterosexuales, sino también para la población homosexual más heteronormada.

Esta serie de limitaciones en cuanto a la formación de una identidad homosexual basada en parámetros heterocentristas fue lo que llevó al surgimiento de diversas movilizaciones que retomaban el insulto por antonomasia de homosexuales en espacios queer anglosajones. Estas movilizaciones eran una forma de acción política al posicionarse fuera de los espacios de élite homosexual de los 70 y 80, generando así una serie masiva de panfletos, manuscritos, carteles y manifiestos que buscaban la exaltación y la resignificación del término queer dentro de los movimientos aledaños al sector hegemónico homosexual de la época.

Aunado a esto, el auge de la teoría de Michel Foucault dentro de los ámbitos universitarios y de los movimientos sociales con textos como Historia de la sexualidad, El origen de la clínica e Historia de la locura, presentaron propuestas diferentes para entender el poder y comprender la sexualidad y la normatividad dentro del espacio social, lo que llevó a establecer parámetros que ayudaron a enmarcar las bases de la teoría queer.

Posteriormente, en los años 90, se hace presente la repercusión de todo este culmen de acciones dentro de las universidades, con la conferencia de Teresa de Lauretis, publicada en 1991 en la revista Differences y titulada “Queer Theory: Lesbian and Gay Sexualities: An Introduction” (Ceballos, 2005, p.165).

Todo lo anterior delimitó la presencia singular del yo dentro de las teorías queer en sus inicios, ya que ese yo funcionó en un principio como motor epistémico dentro de las movilizaciones, presentándose en forma de manifiestos, performances, discursos, panfletos, entre muchas otras formas de conocimiento que establecieron un parámetro en donde se trata de responder a las violencias que sufre el yo Queer, y que además, eran el pan de cada día. 

Ahora bien, estas formas con el tiempo se establecieron de manera estratégica dentro del yo Queer, ya que proporcionaban un ingreso económico significativo para aquellas personas que buscaban desentrañar los misterios que el yo Queer presentaba: “Lo queer en la universidad ––también–– […] genera ingresos, abre puertas, imparte cursos, da nombre, dietas, títulos, créditos, prestigio y satisface a enteradillos, diletantes y conferenciantes a sueldo” (Vidarte, 2005, p. 78).

Este enfoque se presenta, en primera medida, como algo positivo para el movimiento, ya que permite replantearse los mecanismos de la sexualidad y la identidad normativa que se nos han impuesto, así como entrar en un constante debate sobre qué es lo queer. Pero, con el tiempo, la presencia del yo Queer (y lo queer como objeto de estudio) ha mostrado una limitante de análisis, puesto que la discusión perpetua de lo queer como identidad o mecanismo de acción colectiva ha frustrado los intentos de llevar más allá dicha visión.

El estancamiento actual de la teoría queer

La teoría queer como rama de estudio y de análisis social ha presentado una diversidad de problemáticas a la hora de conformarse, en palabras de Thomas S. Kuhn (2004), como ciencia normal (p.31), esto debido a que la definición de su objeto de estudio no es clara; la pregunta de “¿Qué es lo queer?” ha tenido respuestas insatisfactorias, llevando a la conclusión de que lo queer se presenta como: “el insulto homófobo por antonomasia: es maricón, bollera, rarito, es todo aquello que se sale de lo normal y pone en cuestión lo establecido” (Sáez, 2017, p. 381).

El hecho de que lo queer tenga como definición todo lo que se salga de lo normal (lo anormal) no representa una problemática para establecer un objeto de estudio; la problemática se presenta cuando el paradigma de la teoría queer se queda establecida estáticamente en buscar una respuesta del yo Queer.

Lo anterior ha traído consigo que el paradigma actual de la teoría queer siga siendo el mismo desde los 90, limitándose a una búsqueda perpetua del yo Queer y encasillándonos en un único camino de desarrollo como investigadores queers. Por esto, aunque se presenta este punto de partida como un valioso espacio de análisis, es necesario implementar parámetros para reconfigurar el paradigma de la teoría queer a través de nuevas investigaciones que presenten una multiplicidad, que respondan a la necesidad epistémica de repensar nuestra posición actual tal como se hizo por primera vez en los años 80. Esta autocrítica nos ayudará a reorganizar todos los parámetros que establecemos a la hora de hacer investigación desde lo queer, y a observar nuevos horizontes.

Conclusiones 

La teoría queer no nace en un ambiente académico, sino que se construye desde lo más visceral y comunal posible, nace de espacios de resistencia y de espacios de lucha, por lo que su posición dentro del ámbito académico puede llegar a sonar paradójica y perjudicial para la teoría, pero la presencia de pensamientos no normativos dentro de las universidades y del ámbito académico se presenta como una forma de reconfigurar los paradigmas establecidos de las ciencias.

Es importante comprender el carácter comunal que tiene la ciencia queer y aprender de otras movilizaciones y teorías parecidas. La cercanía que la teoría queer tiene con las teorías feministas no tendría por qué ser algo negativo, sino al contrario; es fundamental entablar conversaciones con dichas teorías para analizar de forma transversal las problemáticas y violencias sistemáticas que se presentan día con día en los cuerpos feminizados y no normativos por igual.

Ahora bien, la ramificación es fundamental para dejar de lado el estudio perpetuo del yo Queer que, aunque en sus inicios representó algo innovador para las universidades, los movimientos y las personas, el día de hoy puede presentarse como obsoleta frente a los nuevos paradigmas afectivos de las ciencias sociales, por lo que será fundamental empezar a hablar de teorías queers en lugar de teoría queer.

El yo Queer no debe de ser abandonado por la carga histórica que lo subyace, no obstante, será fundamental empezar a entablar nuevas estrategias de análisis, nuevas metodologías (nuevos lentes) que ayuden al desarrollo de nuevos paradigmas dentro de la tradición queer en las universidades y en los movimientos sociales.

Bibliografía

  • Ceballos, M. (2005). “Teoría Rarita”. En Teoría queer Políticas Bolleras Maricas, Trans, Mestizas. Egales.
  • Llamas, R. (1995). “Dejemos de contar mentiras”. Llamas, R. (Comp.) en Construyendo Sidentidades. Estudios desde el corazón de una pandemia. Siglo XXI.
  • Sáez, J. (2005) “El contexto sociopolítico de la Teoría Queer. De la crisis del SIDA a FOUCAULT”. En Teoría queer Políticas Bolleras Maricas, Trans, Mestizas. Egales.
  • Sáez, J. (2017) “Queer”. En Barbarismos queer y otras esdrújulas. Bellaterra.
  • Vazquez, P. (2021) “Las olas del movimiento LGBTIQ+ Una propuesta desde la historiografía”. En Revista Humanidades. vol 11. núm. 2.
  • Vidarte, P. (2005) “El banquete Uniqueersitario disquisiciones sobre el s(ab)er queer”. En Teoría queer Políticas Bolleras Maricas, Trans, Mestizas. Egales.
  • Kuhn, T. (2004) La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económico.