Ki’ichpam ko’olel

Ki’ichpam ko’olel

(Mujer hermosa)

Aprendí de tu voz con las manos temblorosas,

conectando sílabas como estrellas en la luna,

quise decir "te amo" en tu idioma,

pero mi acento siempre tropezaba en la penumbra.

Tus ojos rieron cuando pronuncié mal,

aprendí de tu voz

con las manos temblorosas.

Cada palabra era un paso frágil,

cada beso, un pacto desafiante.

El pueblo nos murmuraba secretos de los habitantes,

decía que para dos mujeres amarse era imperfecto.

Te amé con la torpeza de quien llega tarde,

pero aún así, con tu cálido amor en mi pecho.

Cuando por fin dije tu nombre sin miedo,

cuando mi voz se volvió un canto y no un eco,

te arrancaron de mi lado con furia y tormento,

con manos curtidas de odio y fuego.

Grité

en las distintas formas que pude,

pero la muerte no entiende idiomas.

Sólo quedaron tus palabras en mis labios,

junto a la promesa de no olvidarte jamás.

¿Es muy tarde para decirlo ahora?

In ki’ichpam ko’olel, sáansamal

taakin cha’antik le éek’o’ob ta wéetel

ba’ale’, tu’ux yaanech?

In yaakumech.

(Mujer hermosa, siempre quiero

ver las estrellas contigo, pero,

¿dónde estás?

Te amo.)

La idea de este texto parte de una recopilación de las distintas experiencias que vivimos los jóvenes originarios. He querido compartir este texto basado en las voces de personas que, al igual que yo, enfrentan dificultades para expresar abiertamente su identidad y mostrar quiénes son. Es importante destacar que las personas de los pueblos originarios también formamos parte de la comunidad LGBTQ+, aunque a menudo suele verse como algo improbable o inusual. Quiero aprovechar este espacio para mencionar que somos muchos quienes hemos tenido que callar por amor y ocultar quiénes somos para poder vivir.