Leer y existir en los libros como acto político

Leer y existir en los libros como acto político

Hace poco me topé con un comentario en internet que cuestionaba a las personas que subrayan o anotan sus libros en el momento en que los leen, y encontré una respuesta de otro usuario que no me ha dejado de dar vueltas en la cabeza: “Leer no es una cuestión estética”.

Y no lo es, aunque veamos cuentas o personas en redes sociales compartir fotos en exceso adornadas sobre los libros que leen en un mes, reseñas que más bien parecen publicidad para las editoriales y videos donde muestran todos los libros que compraron aún teniendo muchos otros sin leer. Externar nuestra opinión sobre el contenido que consumimos siempre ha sido algo natural, y aún así, ninguna de estas cosas explica lo que representa el acto y la experiencia de leer.

La escritora Graciela Montes aborda, en su texto Las plumas del ogro. Importancia de lo raro en la lectura, una breve definición de lo que es la lectura, no como elemento teórico, sino como ejercicio práctico. Y con esta explicación de lo que ella entiende por lectura, también aborda lo que es ser lector. Graciela explica que “El que lee ‘emprende’ el texto a su manera, se debate con él, lo rodea, lo calibra, se insinúa en él por algún resquicio o lo toma por asalto, y algo atrapa ahí adentro, algo que solo él podía atrapar.” El acto de leer, entonces, no es un concepto universal, puesto que al abrir un libro se abre la puerta (o las puertas) a diversos mundos y situaciones que son experimentadas por los lectores desde las páginas. Cuando leemos, no sólo estamos viviendo las historias de los personajes, sino también, de cierta manera, estamos viviendo las nuestras, porque en la ficción y en la fantasía siempre hay algo de realidad, y al leer también confrontamos nuestra historia, nuestras emociones y pensamientos. Somos capaces de adueñarnos del texto cuando nos vemos reflejados en los conflictos de sus protagonistas y en el modo en que lidian con las dificultades, cuando hacemos crítica de las características de un libro y cuando analizamos sus significados. Nosotros no encontramos a los libros; los libros nos encuentran en el momento indicado y cuando más lo necesitamos.

Leer no es un asunto de comodidad ni pasividad. O así es como yo lo he visto siempre. Especialmente cuando eres una persona queer y tu sola existencia es motivo de polémica.

Encuentro cierta similitud entre ser de la comunidad LGBTQ+ y la historia de la literatura a lo largo del tiempo. Ray Bradbury describió en Fahrenheit 451 (1953) una sociedad donde los libros eran considerados objetos peligrosos que incitaban a la revolución y, por tanto, debían ser quemados para evitar que la población cuestionara el sistema y tuviera ideas propias. Situaciones como esta nos parecen lejanas o ficticias cuando la realidad es que no hace mucho existieron (aún existen) regímenes totalitarios y conservadores que adoptaron como medida la destrucción deliberada de una infinidad de títulos literarios con la excusa de proteger a sectores fácilmente influenciables de su sociedad.

¿Qué es lo que el autoritarismo teme tanto de la lectura? Y en este sentido, ¿qué es lo que les aterra de las vivencias y realidades queer?, ¿será el deterioro de un orden que únicamente sirve a sectores privilegiados e insiste en apartar aquello que incomoda y resulta desagradable de ver?

Al sumergirnos en diversas situaciones y movimientos históricos es común encontrar una situación que refleja los intentos de censura y control a la población: la quema de libros. Tal vez la más conocida de todas sea la que tuvo lugar en Berlín, en el año de 1933. Organizada por estudiantes afiliados al partido nazi, su objetivo era destruir tantos volúmenes y textos como fuera posible. La característica común entre los ejemplares quemados era que todos habían sido escritos por judíos, comunistas e incluso homosexuales. La quema de libros representa un instrumento de censura a la sociedad, y es también un acto cargado de simbolismo que lleva como mensaje la limpieza social y el borrado histórico de ciertos sectores de la sociedad.

En su artículo La censura literaria. Desarrollo conceptual y teórico, los efectos de su acción y su funcionamiento, la historiadora Gabriela de Lima Grecco pone especial atención a cómo la censura funciona como un sistema de control ejercido por el Estado, y cómo, además, sirve a diversos sistemas políticos. Menciona que:

Esta acción de restringir o prohibir una publicación, a través de una supresión deliberada o de la total prohibición de su circulación, altera el flujo normal de la información, lo que conlleva la limitación de la opinión pública o la incapacidad de acción de los agentes sociales [...]. La censura impide la comprensión de la vida social, en su diversidad y complejidad, en términos tales que fomenta un ocultamiento de los embates producidos en el tejido político como obstáculo al desarrollo de voces disidentes.

La censura hacia la literatura es entonces una manera de mantener controlada a la población y de alterar la realidad a conveniencia de un régimen que busca manipular la verdad para hacer creer a sus ciudadanos que existe una sola realidad y modo de vivir.

Un caso muy conocido de censura en los libros tal vez sea el del escritor Oscar Wilde, quien al momento de publicar su novela El retrato de Dorian Gray (1890) se vio obligado a eliminar ciertas declaraciones de amor entre los personajes principales, restricción que se vio reflejada también en la vida del autor, ya que fue condenado por sodomía e indecencia.

En ejemplos más recientes, encontramos la prohibición de libros en bibliotecas y escuelas de Estados Unidos en el año 2023. La Asociación Estadounidense de Bibliotecas registró la retirada o restricción de 4,240 títulos por ser considerados inapropiados, con el argumento de proteger a las infancias de este tipo de contenido.

Pienso que existen solamente dos razones para este temor hacia los textos disidentes: la libertad y el entendimiento de que existen formas de ser y vivir que son disruptivas al sistema tradicional. Si los libros son capaces de amenazar a todo un sistema establecido y de generar revoluciones en las mentes de los jóvenes, ¿no sería correcto entonces decir que leer es y ha sido siempre un acto de resistencia política? Relacionando esto con ser y vivirse LGBTQ+, también debemos estar de acuerdo en que nuestra presencia por sí sola representa el cuestionamiento y derrumbe de las imposiciones sociales sobre las relaciones interpersonales y la sexualidad.

Leer no es una cuestión estética y por eso subrayo mis libros, por eso escribo en ellos, haciéndoles anotaciones, dejando mi marca de mil maneras: para demostrar que estuve ahí y que ahora representan una parte importante de mí. Creo que, en una sociedad que constantemente quiere mantenernos como un secreto incómodo del que no se debe hablar nunca, las personas queer debemos apropiarnos de los espacios que nos han sido negados y demostrar que existimos, que siempre hemos estado y siempre estaremos.

Por eso hay que leer, leer y contar nuestras historias, y adueñarnos de ellas hasta que nadie más nos las pueda arrebatar. Mostrarnos en las calles, en los pueblos y en los bares, en las capillas y en los grandes auditorios, y en los libros también; existir y resistir en ellos para demostrar que nunca nadie tendrá la oportunidad de callarnos y apagar nuestra llama.

Porque por mucho tiempo nos han borrado de la cultura que llevamos en nuestra sangre, y cuando nos han hecho visibles ha sido porque otros decidieron que pueden contar nuestras experiencias mejor que nosotres mismes; por esto tenemos que vivirnos y vernos en la poesía, en la novela y el cuento, en la realidad y en la ficción.

Porque leer no es una cuestión estética, y nuestras vivencias nunca más permanecerán escondidas.

REFERENCIAS

Alfonseca, K. (2024, 8 abril). Report: LGBTQ content drove book banning efforts in 2023. ABC News. https://abcnews.go.com/US/report-lgbtq-content-drove-book-banning-efforts-2023/story?id=108992375

De Lima Grecco, G. (2016). La censura literaria: Desarrollo conceptual y teórico, los efectos de su acción y su funcionamiento. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5716179

Montes, G. (2005). Las plumas del ogro: Importancia de lo raro en la lectura. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 

Ovenden, R. (2021). Quemar libros: Una historia de la destrucción deliberada del conocimiento. Barcelona: Editorial Crítica.

Quema de libros. (s. f.). https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/book-burning